Editorial 2: Muerte súbita y psicoestimulantes

20 de Julio de 2009

En este segundo editorial, queremos llamar la atención sobre dos aspectos fundamentales: la sugerida asociación entre muerte súbita y uso de estimulantes, por un lado; y por otro, la influencia de la dieta en síntomas como las dificultades de atención, la hiperactividad y la impulsividad, tan centralmente destacados en el TDAH.

Como leemos en el resumen del artículo (el nº6 de nuestra revista de prensa), publicado en una de las mejores revistas de psiquiatría del mundo, el American Journal of Psychiatry, podría existir un mayor riesgo de sufrir una muerte súbita inexplicada en aquellos niños y adolescentes que reciben un tratamiento con estimulantes como el metilfenidato. El metilfenidato es el tratamiento farmacológico de elección para tratar el TDAH, y al que están sometidas muchas de las personas, niños y adolescentes en su mayoría, que padecen dicho trastorno.

Así las cosas, ¿Cómo deben interpretar esta noticia los padres de chicos y chicas en tratamiento con metilfenidato?

Desde la asociación Elisabeth d´Ornano queremos orientarles aportando una serie de argumentos que convendría considerar a la hora de valorar esta información. En primer lugar, la muerte súbita es un suceso extremadamente raro en la población general. Si a ello le añadimos que el porcentaje de los casos de muerte súbita que estaban recibiendo estimulantes fue de un 1,8%, estaremos de acuerdo en que estamos tratando de un suceso de riesgo extremadamente bajo. Es más, la propia comparación se lleva a cabo entre dos sucesos raros: un 1,8% en los casos de muerte súbita, y en un 0,4% de los accidentes de tráfico. Aclarado esto, debemos añadir que los estudios médico-legales a los que se somete cada uno de los casos de muerte súbita son probablemente bastante más exhaustivos que los que rutinariamente que se llevan a cabo con las víctimas de un accidente de tráfico, cuya causa de muerte es claramente presumible. Por lo tanto, así las cosas, resultaría bastante más fácil detectar el uso de estimulantes en los sujetos fallecidos por muerte súbita que en los de accidente de tráfico, donde podría pasarse por alto por no ser tan estrictos los estudios post-mortem. Ahora bien, hablamos de un estudio serio y bien diseñado, llevado a cabo por uno de los mejores grupos de investigación de los EEUU y, por lo tanto, del mundo. Y el resultado nos viene a decir que el riesgo de fallecer por muerte súbita en alguien que recibe estimulantes es 7 veces mayor que el de hacerlo en accidente de tráfico. Y esto no es baladí y debe ser tenido en cuenta, no tanto por los padres o los propios pacientes, sino especialmente por los médicos que prescriben estos estimulantes. El mensaje fundamental que percibimos desde la asociación es que existen riesgos asociados al uso de estimulantes y que, por lo tanto, éstos deben ser utilizados con prudencia, únicamente en casos bien diagnosticados, en los que el diagnóstico de TDAH esté claro y siempre bajo un estrecho control médico, con revisiones frecuentes, electrocardiogramas regulares y monitorización de constantes como peso, talla, frecuencia cardiaca y tensión arterial (tal y como explicamos en la sección para profesionales de la página web). Los padres deberían llevar a sus hijos a profesionales en los que confíen y pedir cuantas explicaciones consideren convenientes para contribuir a la evaluación del equilibrio entre beneficios y riesgos. Porque entre nuestras noticias de este mes encontramos algún artículo que vuelve a hacer referencia al riesgo de no tratar tempranamente el trastorno, y los datos que nos aporta el equipo del Dr. Biederman en la revista Pediatrics, también de enorme prestigio entre pediatras y psiquiatras infantiles, son igualmente fiables y dejan claro que no conviene despreciar el riesgo de no tratar adecuadamente. Y no podemos olvidar que en muchos casos el tratamiento adecuado es la medicación. Como defendemos desde la Asociación, el manejo del paciente debe ser claramente individualizado y consensuado, tanto con los pacientes como con sus familiares responsables. En las noticias de este mes, observamos también cómo el TDAH dificulta el funcionamiento neuropsicológico de los pacientes, que encuentran más obstáculos en pruebas específicas que evalúan atención y coordinación oculomotora. Igualmente encontramos una noticia que nos ofrece una valiosa información sobre la implicación de los genes en el TDAH y nos da pistas acerca de por dónde evoluciona la investigación en este campo. Aún estamos lejos de encontrar una respuesta clara en la genética, pero a través de los resultados que se van encontrando, vamos viendo asociaciones de algunos genes, no específicamente al trastorno en su conjunto, como a determinados síntomas característicos. Queda mucho por avanzar en ese terreno pero cada vez contamos con más pistas que nos acercan a resultados más útiles desde el punto de vista terapéutico.

En otro orden de cosas, desde la Asociación queremos hacer hincapié en un aspecto que nos resulta especialmente interesante: la promoción de la salud general. Y es así porque entendemos que el TDAH se enmarca entre los problemas de salud de las personas, en especial de los niños y adolescentes, sobre los que tenemos mucho que decir los adultos responsables a través de nuestros modos de vida y de la forma en la que educamos a nuestros menores. Y en ese contexto, desde la Asociación nos proponemos prestar especial atención a la dieta, por considerarla básica para el desarrollo saludable de las personas y para la búsqueda del equilibrio entre mente y cuerpo. Así, los lectores comprobarán que van a ir apareciendo regularmente artículos y comentarios en ese sentido. Este mes nos llama la atención la relación entre determinados alimentos genéticamente modificados o ricos en azúcares, grasas y sal, y determinadas conductas nada agradables que manifiestan los jóvenes, aparte del propio poder adictivo de tales alimentos. Igualmente, nos parece interesante comprobar que una dieta equilibrada que aúne la presencia de los elementos esenciales (hidratos de carbono, grasas y proteínas) en su justa medida y la ausencia de elementos dañinos como grasas poli-insaturadas, colorantes y azúcares excesivos, se traduce en una mejoría en el comportamiento de los consumidores, como ocurre en la escuela americana del artículo que incluimos (nº 9 de nuestra revista de prensa). Desde la Asociación, invitamos a los lectores a dedicar un tiempo a asesorarse acerca de cuestiones relacionadas con la alimentación y los hábitos saludables, de las que les iremos ofreciendo información en los próximos meses. Queremos dejar claro que la mayoría de estas medidas influyen en el TDAH de la misma forma que pueden hacerlo en otros trastornos médicos como la hipercolesterolemia, la diabetes tipo II, la hipertensión arterial, etc., y que son poco específicos del TDAH. Esperamos que el paso del tiempo y la acumulación de conocimientos conduzca al diseño de investigaciones rigurosas que nos permitan tener datos más específicos acerca de la influencia de la dieta y del uso de complementos dietéticos como ácidos grasos omega-III, concentrados proteínicos o vitamínicos, etc. en los síntomas cardinales del TDAH. Por el momento nos limitamos a recomendar una vida sana sustentada en ejercicio físico regular, en especial basado en algo que le guste a quien lo practica, en una dieta equilibrada, sin déficits ni excesos, y en una adecuada combinación de tiempos de trabajo, ocio y descanso. Los beneficios son múltiples, también en personas con TDAH. Merece la pena intentarlo.

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