Carta de Elisabeth d'Ornano
El desarrollo de la persona desde antes de nacer
El proceso de traer un niño al mundo empieza antes de la concepción con los pensamientos que emitimos hacia ese nuevo ser, y a partir de este momento se crea un trío formado por padre, madre e hijo, cargado de potencial. Nos transformamos en lo que pensamos, creando nuestro propio futuro e influenciando también a nuestros hijos a través de nuestros pensamientos. La fuerza creadora es lo que da vida a todo lo que nos rodea y la vemos reflejada en la naturaleza. Es la misma fuerza que ayuda a la planta a crecer y florecer. Esa fuerza se refleja en todo y nos une con un todo. Sin vida, el mineral o la planta, el animal y el hombre, se verían privados de lo esencial.
Cuando la energía masculina y femenina encuentra el equilibrio en el interior de cada uno, como puede ser un equilibrio entre el hacer y el sentir, o la sabiduría y el amor, la relación de la pareja florece espontánea y naturalmente. Los hijos de esta unión provendrán del equilibrio desde su concepción. En el inicio de la vida necesitamos la seguridad que nos proporcionan nuestros padres, poder volver a un lugar dentro de nosotros que nos hace tocar base, esta base que nos permite volver a este punto donde todo esta bien que crearon nuestros padres en su afán de acogernos desde la concepción. Estos apegos se irán transformando a medida que se desarrolla la persona, con el objetivo final de encontrar el equilibrio interior y llegar a sentirse seguro por uno mismo.
A las mujeres que nos toca ser madres se nos ha dado el rol muy especial de poner la materia física para llevar dentro de nosotros a un ser que, en nueve meses, pasará de ser una célula a convertirse en el milagro del bebé, en mi opinión la mayor expresión posible de la fuerza vital. Pero este recorrido necesitará el apoyo de la pareja, despertando comprensión, compasión y amor incondicional, y a través de estos sentimientos, también respeto y responsabilidad por lo que supone traer un niño al mundo. Una futura madre necesita especialmente ser respetada y protegida por su pareja y por todos aquellos que la quieren. Es probable que el hijo en desarrollo perciba lo que le está sucediendo a la madre y a su familia cuando está aún en el útero. El estrés, la ira, la pena, o la frustración de la madre pueden ser absorbidos por el hijo en desarrollo. Es importante que las futuras madres estén en paz y se den cuenta de que el niño ya está aprendiendo mucho de ellas, especialmente de su amor, porque si el verdadero poder de la persona está en su capacidad de amar, percibiremos mejor la importancia de la presencia del amor desde el primer momento de la existencia. También a través de la lactancia pueden transmitirse sentimientos de sosiego, cariño y motivación, que harán al bebé más fuerte y le aportara la seguridad que necesita.
Me gustaría tener un pensamiento especial hacia las abuelas porque tienen la experiencia y la sabiduría de saber lo que es ser madre, física, psíquica y espiritualmente. Al pasar la antorcha con esta sabiduría ancestral a sus hijas les ayudarán a sentirse capaces de asumir su rol. Su presencia, el valorar la importancia de una nueva vida en esos momentos, y su adhesión al esfuerzo de la familia, realzarán los lazos generacionales.
El hijo dentro de la tripa de su madre busca comunicarse y necesita poder expresar sus sentimientos. Uno puede pensar que un niño demasiado pequeño no sufrirá y, si lo hace, se olvidará al hacerse mayor borrando el sufrimiento de sus recuerdos. Pero los estudios demuestran que no es el caso: que los bebes sufren de verdad y que esa memoria permanecerá siempre aunque pueda no ser de forma consciente. Los sufrimientos del alma duelen tanto como los físicos y tampoco pueden esperar a ser comprendidos ni atendidos. Tal vez tengan la necesidad de comunicar la pérdida de su gemelo, o el dolor de haber visto a su madre maltratada, o incluso su miedo a nacer, y eso puede complicar el parto. Tal vez quiera expresar que se siente solo al tener que pasar sus primeros días de vida en una incubadora y que quiere estar con ellos cuanto antes. Posiblemente querrá expresar su disgusto por la depresión de su madre o su pesar porque no le estén alimentando correctamente, y para ello necesita que alguien le escuche, le cuide y le quiera. Pienso que en esta era de comunicación que estamos viviendo, ya es tiempo de dar la palabra al bebe, al tiempo que su madre trata de percibir sus necesidades: el alimento que necesita, lo que más le conviene hacer durante el embarazo, incluso posiblemente una atracción por sonidos, colores y formas, que puedan ayudar a la conciencia y al desarrollo de su bebé.
Los niños tienen una comprensión que va más allá de su edad. El bebé viene con su propia esencia, su alma ya tiene un recorrido. Viene con ilusión e interés en acompañar a sus padres en esta maravillosa experiencia, para que el intercambio sea compartido y que en la familia puedan evolucionar unos con otros. Los bebés sienten, sueñan, se comunican, se ríen y muestran preferencias, tejen ilusiones y emociones y necesitan ser guiados hacia la vida nueva que les acoge, con su propia identidad, sin necesidad de que les crean otra, que pueda no ser la suya. Esto les ayudará, permitiéndoles cumplir su propósito y ser verdaderamente feliz. Los niños son nuestro futuro.
Y los hijos que han tenido vidas cortas, vivieron muchos sentimientos, cargados de cariño que compartieron con su madre, algunos evolucionando desde la concepción hasta llegar a ser un bebe. Este recorrido ya tiene un valor enorme y a lo mejor suficiente en este caso preciso. Agradeciendo el tiempo compartido, reconociendo la existencia de esta relación como parte de uno mismo y que vino a cumplir una función en el seno familiar, en vez de rechazarla, os ayudara a liberaros y a liberarles.
La ilustre psicoanalista francesa Francoise Dolto, aseguraba que los bebes oyen, entienden y perciben muy bien lo que se les dice, y en su práctica dice comprobarlo todos los días. Según ella la comunicación puede ayudar el bebe a entender situaciones para desbloquear problemáticas. Son las emociones que acompañan a las palabras de la madre lo que el bebé captará. Por supuesto, no entiende la palabra como tal, es su capacidad de sentir lo que le permite entender y no su intelecto. Sin la emoción el mensaje no llegará. Es también la emoción de su madre detrás del canto de una nana que el bebe percibirá y le calmara equilibrando ritmo y metabolismo y proporcionándole un acompañamiento. En general la emoción transporta las palabras para que llegue su significado autentico.
El estado emocional es muy poderoso. ¿Qué has sentido cuando por fin te dieron a tu bebe al nacer y vuestras miradas se cruzaron por primera vez? ¿Qué emoción te transmitió tu bebé con esa mirada al iniciar su vida? ¿Os acordáis de ello? Yo lo recuerdo como un momento donde el tiempo se detuvo para mí, un momento de alegría total que quiero compartir y recordar con vosotras en el día de hoy, aunque soy consciente de que para muchas madres puede no haber sido igual y que cada hijo y cada circunstancia son diferentes.
Frederick Leboyer, amante de la mujer en su rol de madre, desarrolló un método de parto de sumo respeto hacia el bebé y hacia el inicio de la vida. En sus palabras, venir al mundo es encontrarse sumergido en un gran río, en un flujo poderoso, es como atravesar una tempestad. El niño es frágil, busca dolorosamente el paso con el riesgo de naufragar a cada instante. El decidir nacer es un paso muy importante que debería ser elección del niño cuando se sienta preparado. Para hacerle aceptar su nacimiento hace falta mucho amor desinteresado y cuanto más le podamos acompañar comunicando con él e indicarle que no está solo y que llega a un mundo que le acoge, más protegido y seguro se sentirá. Los bebés según Leboyer necesitan un gran respeto, nacer con una luz tenue, y tomar un baño y un masaje para que el agua les aporte referencias de sensaciones ya conocidas, donde se respete el momento mágico que están viviendo los padres.
Animad a vuestro bebé para que esté deseando llegar a este viaje maravilloso que es la vida. Revivir vuestra propia infancia a través de él o ella, en este precioso proceso de la paternidad. Ojalá a través de nuestros pensamientos seamos capaces de construir un mundo mejor, habitado por una humanidad creadora, donde estos niños que van a nacer, puedan llegar a contribuir a mejorar su entorno, su familia y la sociedad entera, desarrollando sus talentos para ponerlos al servicio de la humanidad y conseguir un mundo más humano y feliz.
Elisabeth d´Ornano